jueves, 12 de marzo de 2009

Enviaré una carta formal a la jefa del departamento de Lenguaje y Comunicación en mi colegio para sugerir lecturas con mayor contenido y peso literario.

Explicaré el por qué de mi intención.

El primer libro que debemos digerir es "Un Grito Desesperado" por Carlos Cuahutémoc Sánchez. En un esfuerzo por disfrutar la lectura y dar las respuestas que mi profesora desee escuchar en la prueba, conseguí el archivo pdf rápidamente y di inicio al relato.

Eché salvajes llamaradas por los ojos al pasar por las primeras cuarenta páginas, ¿Qué cruzaba por la mente de aquel que eligió este libro para mancebos de enseñanza media? El dramático título no logró levantar del suelo el cuerpo de la historia, una digna de estar en el más sentimental PowerPoint cadena. "Tres Pasos para la Superación" era tan sólo uno de los peores capítulos, en donde el autor suda la gota gorda para repartir burdas enseñanzas pseudo-cristianas para "el éxito". Nada más me imagino el tipo de persona que espera ver el autor en su sacro futuro, un funcionario con una felicidad forzada, pasiva, que jura a sangre y fuego que ama su trabajo, su esposa y a sus hijos. Un hombre de "placeres simples", de mal gusto y estilo, tolerante ante toda ofensa, defensor ardiente de la democracia y dolores pasados. 

En pocas palabras, un ser mediocre.

¿Es la intención de la educación actual desligarse de la pesada carga de los mal mirados clásicos y acercarse a una juventud apática e idiota? Últimas noticias han llegado ya, viejos entumidos, dicen que la juventud actual no necesita tanta sensiblería. Como he señalado antes, la flor de la vida exuda un perfume de tristeza incontrolable, mas es ése perfume el que potencia la belleza de esta estapa. Familias disfuncionales han de ser relegadas al plano de la ayuda psicológica, no a los textos de aquellos que supuestamente se acercan a la experiencia universitaria. Las tragedias y miserias (el dolor heroico) sólo logra enriquecer la existencia, es hora de dejar de hacerle el quite al dolor. El sufrimiento es parte esencial de la comprensión para impreganarse del sentido de totalidad.

Empeora la situación el hecho de que ni siquiera se les haga leer junto a estas sensiblerías libros de verdad, que ninguno de los alumnos sepa quién es Borges o si ha leído un poema que no sean los hediondos versos de Parra o Neruda...

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